domingo, 26 de abril de 2009

Influencia romana en la península Ibérica

Por: S. Aldo Charris Pino.
Lic. Humanidades y Lengua Castellana


Es de saberse que Roma fue uno de los imperios más grandes y de los cuales, más aportes dio a la humanidad en los contextos sociales, históricos y culturales. Gracias a su influencia que se ve reflejada en muchas áreas, la civilización romana contribuyó enormemente a construir la sociedad que somos hoy.
Sin duda alguna, la llegada de los romanos a la península no fue la excepción en contribuciones, en el agro, la religión, organización militar y civil etc. No obstante, más que todos los aportes a los ámbitos ya mencionados, el aporte lingüístico fue trascendental para ser de América latina lo que es hoy en multiplicidad léxica y dialectal, por ende el nombre que recibe esta parte del Nuevo Mundo.
Cabe aclarar que la lengua latina fue impuesta por los romanos aunque no fue un proceso agresivo o forzado, según plantea el segundo capítulo del libro “Historia de la lengua española” del autor Rafael Lapesa que se titula “La Lengua Latina En Hispania”, gracias a las circunstancias que se dieron entre ellas, la superioridad cultural y el latín como herramienta de expresión y comunicación común en todo el imperio. Los habitantes colonizados vieron rápidamente las ventajas de hablar la misma lengua que los invasores puesto que de ese modo podían tener un acceso más eficaz a las nuevas leyes y estructuras culturales impuestas por la metrópoli. A su vez, este periodo de asimilación lingüística fue largo en el cual se dio un proceso de bilingüismo que partió de las clases sociales dónde, las hablas nativas se presentaban en contextos familiares para luego darse completamente la latinización.
Al caracterizar el latín nos referimos a una lengua indoeuropea, la cual se distingue por su claridad y exactitud, la cual posee una tendencia a la síntesis o decir mucho con pocas palabras. El latín no es rígido y de flexión pobre. Fonéticamente hubo un proceso de exterminio de casi todos los diptongos.
El latín adquiere cierta armonía y donaire gracias al roce con la estética literaria helénica, por lo cual se considera que gracias a dicha grafía estilística se conserva de forma refinada. La llegada del latín a iberia, contribuyó mucho en la parte literaria de esta zona ya que algunos escritores y retóricos mostraron su estilo en las letras durante la dominación romana logrando así que éste perdurara hasta nuestro tiempo.
No hay duda que el griego posee contacto con el latín por medio del acercamiento geográfico, muestra de ello se devela en las ciudades griegas que limitaban con el sur de Italia. Puesta en escena de lo anterior llega a notarse en la apertura del mundo literario latino debido a la imitación y traducción de obras griegas logradas a través de Livio Andrónico.
Algunos substratos de palabras que reciben influencia del latín son ejemplificados a continuación:
Actividades artísticas: mathematica, poesis, philosofía.
Danza y deporte: chorus, athleta.
Enseñanza superior: paedagogus, schola.
Nombres de plantas: origanum.
Costumbres, utensilios y vivienda: balneum (baño), apotheca (bodega), ampora (ánfora).
Instrumentos musicales: symphonia, cithara (cítara).
Al igual que estas muestras, en el latín vulgar se dieron nuevos helenismos durante la dominación románica:
Sufijo verbal -izein, adoptado en el latín tardío -izare, que en el español puede mostrarse de dos formas, la erudita -izar (caracterizar, materializar) y la forma popular -ear (guapear, pelear).
En el griego, algunos fonemas considerados como extraños para el latín, fueron reemplazados por los sonidos más parecidos. Ejemplo:
En el latín arcaico se utilizaba la oclusiva sorda [k], posteriormente, en el latín vulgar se transformó en velar sorda [g] en vez de [c].

El aumento de la helenización se dio mayoritariamente en las clases altas donde predominaba la pronunciación griega con mayor constancia lo cual se extendió al periodo clásico hasta el latín vulgar. Ya en la época del latín vulgar la Y se transformó a i, del mismo modo, Ph pasó a F, Th y Ch a T y C respectivamente.

El cristianismo nace como necesidad de unificación. A través de la comunicación, el cristianismo plantó sus bases y su doctrina espiritual de igualdad humana, para ello utilizó el latín, lo que ayudó a la efectiva expansión por toda la península, incluso algunas formas latinas descubiertas en el vasco se dan en consecuencia al cristianismo. Sin embargo se debe resaltar con gran relevancia el aporte griego a las letras cristianas. En griego fueron escritos la mayoría de libros del nuevo testamento y por su expansión por el oriente europeo fue fundamental en la predicación.

Encierra una distinción especial la influencia helénica en el latín, ya que a través de la conquista romana a Grecia, el imperio adquiere ese rotulo de civilización superior al emparentarse con la sociedad griega, desarrollando así múltiples facetas tanto culturales como artísticas o lo que es llamado espíritu superior. Debido a que dichas culturas le dan una significación especial a las artes y a los estilos de la oratoria y la escritura, es eso lo que carga la lengua latina con ese matíz de belleza y el rotulo de grandeza y donaire.

Finalmente, un punto que cabe destacar es la influencia del cristianismo. Se notó inicialmente que la mitología romana tuvo gran acogida a su llegada a la península, asimismo sucedió con el cristianismo que fue de trascendencia clave para que a través del mensaje religioso se lograra latinizar regiones o provincias que eran casi imposibles por acceso o por resistencia tal es el caso de los vascos, los cuales de una u otra forma a través de la expansión cristiana lograron asimilar uno que otro latinismo, por consiguiente, la efectividad del cristianismo como eje de esparcimiento de la lengua latina queda verazmente comprobada.

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