martes, 13 de enero de 2009

La Oralidad del lenguaje

Desde siempre, los diferentes estudios de las ciencias humanas han tratado de polemizar los contrastes que circundan entre oralidad y escritura. Cada una, valiéndose de análisis e investigaciones ha profundizado más en la posibilidad de hallar causas de la manera como trascendió la oralidad a través de la escritura.

Saussure resaltó la importancia que figuraba en el habla oral, como la cúspide de la comunicación verbal ya que se considera el principal elemento de un acto comunicativo, sin dejar de lado la escritura, la cual concibe de igual forma como complemento del habla oral.

Los análisis resaltados sobre la oralidad se basan en contextos de culturas que manejan la comunicación verbal y escrita, aunque se afirma que dichos estudios tendrían un mejor resultado si se trabaja con culturas de oralidad primaria, es decir, que desconocen totalmente un proceso escritural; con el fin de de tener un enfoque más amplio y detallado a cerca de la oralidad.

En si todos estos análisis realizados por las distintas ciencias, fueron influenciados por los trabajos literarios los cuales llevaron a cabo el verdadero génesis de los contrastes entre la forma oral y escrita. Es cierto que el lenguaje es un hecho oral y que los seres humanos utilizan sus sentidos para comunicarse, de manera que implica también al pensamiento que a través de la conciencia se elabora un tipo de comunicación que los seres humanos se valen en muchas ocasiones de ella. De tal manera que el lenguaje posee ampliamente una característica oral, porque con el simple hecho de que el ser humano posea lenguaje de cualquier forma que sea siempre lleva el sello de la oralidad.

La escritura como símbolo de lo oral, expresión de lo verbal, estructura el lenguaje y lo diversifica; no obstante el lenguaje escrito no puede prescindir de la forma oral, porque como ya habíamos mencionado anteriormente, una es el complemento de la otra, como un tipo de interfaz, es decir, para que el lenguaje sea escrito tiene que ser transformado única y exclusivamente por la forma oral ya que no ha habido escritura sin oralidad.

Aunque los análisis lingüísticos y literarios primen por la tendencia a creaciones escritas y no por las creaciones orales, se debe a una razón obvia, el estudio se realiza de manera escrita, de tal forma que siempre se opta por el carácter escrito.

Como punto importante cabe resaltar de las creaciones artísticas orales que en sus orígenes hace miles de años no tenían conexión con la escritura, es allí donde nace la tarea de buscar un término que sea de plena acuñación para la transmisión oral tradicional.
Se quisieron apuntar términos como “literatura oral”, el cual se tomó como absurdo ya que sería una variante de escritura que apunta a la herencia material, entonces no tendría ningún sentido asemejarla con una tradición y representación oral que conserva su raíz, su origen.

Una cultura oral puede producir representaciones artísticas verbales (como finalmente se logró denominar a las producciones orales) pero cuando éstas son tomadas por la escritura pueden perder la posibilidad de existir, sin embargo la conciencia humana necesita de la escritura para seguir produciendo obras artísticas.

Finalmente, es factible decir que no hay escritura sin oralidad, la escritura depende de la oralidad y esta última, a su vez produce y aumenta el potencial de la escritura.






ALDO S. CHARRIS PINO.
Etnoliteratura.

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